CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 28 febrero 2007 (ZENIT.org).- El cardenal Giacomo Biffi ha presentado a Benedicto XVI y
a la Curia Romana «la advertencia profética de Vladimir S. Soloviev» sobre el anticristo. El predicador
de los ejercicios espirituales hizo referencia al filósofo y poeta ruso, que vivió entre 1853 y 1900, para explicar que el
anticristo, en realidad, consiste en reducir al cristianismo a una ideología, en vez de ser un encuentro personal con Cristo
salvador. Citando la obra de Soloviev, «Tres diálogos» (1899), el arzobispo emérito de Bolonia recordó que «el
anticristo se presenta como pacifista, ecologista y ecumenista». «Convocará un Concilio ecuménico y buscará el consenso
de todas las confesiones cristianas, concediendo algo a cada uno. Las masas le seguirán, a excepción de pequeños grupos de
católicos, ortodoxos y protestantes», dijo. Según la síntesis de su predicación de este martes por la tarde, ofrecida
por «Radio Vaticano», el cardenal explicó que «la enseñanza que nos dejó el gran filósofo ruso es que el cristianismo no puede
ser reducido a un conjunto de valores. En el centro de ser cristianos está, de hecho, el encuentro personal con Jesucristo».
«Llegarán días en los que en la cristiandad se tratará de resolver el hecho salvífico en una mera serie de valores»,
escribió Soloviev en esa obra. En su «Relato sobre el anticristo» Soloviev prevé que un pequeño grupo de católicos,
ortodoxos, e hijos de la Reforma resistirán y le responderán al anticristo: «Tú nos das todo, menos lo que nos interesa, Jesucristo» Para
el cardenal Biffi esta narración es una advertencia. «Hoy, de hecho, corremos el riesgo de tener un cristianismo que pone
entre paréntesis a Jesús con su Cruz y Resurrección», lamentó. El arzobispo explicó que, si los cristianos se
«limitaran a hablar de valores compartibles serían mejor aceptados en los programas de televisión y en los grupos sociales.
Pero de esta manera habrían renunciado a Jesús, a la realidad sobrecogedora de la Resurrección». Para el purpurado
italiano, este es «el peligro que los cristianos corren en nuestros días»: «el Hijo de Dios no puede ser reducido a una serie
de buenos proyectos homologables con la mentalidad mundana dominante». Sin embargo, precisó el purpurado, «esto no
significa una condena de los valores, sino que éstos deben ser sometidos a un atento discernimiento. Hay valores absolutos,
como el bien, la verdad, la belleza. Quien los percibe y los ama, ama también a Cristo, aunque no lo sepa, porque Él es la
verdad, la belleza, la justicia». El predicador de los ejercicios precisó en la capilla «Redemptoris Mater» del Palacio
Apostólico del Vaticano que, por otra parte, «hay valores relativos, como la solidaridad, el amor por la paz y el respeto
por la naturaleza. Si estos se convierten en absolutos, desarraigando o incluso oponiéndose al anuncio del hecho de la salvación,
entonces estos valores se convierten en instigación a la idolatría y en obstáculos en el camino de la salvación». Al
concluir, el cardenal Biffi afirmó que «si el cristiano para abrirse al mundo y dialogar con todos diluye el hecho salvífico,
se cierra a la relación personal con Jesús y se pone de parte del anticristo». Los ejercicios espirituales concluirán
en la mañana del próximo sábado. Durante esta semana el Papa no está manteniendo ni audiencias públicas ni privadas.
Papa Pío XI, Mortalium animos,
# 2, 6 de enero de 1928: “Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias,
con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos
y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona
o misión. Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están
fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables,
pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que
somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio. Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran
y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen
a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones
y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios”.
Papa Gregorio XVI, Mirari
vos, # 13, 15 de agosto de 1832: “Si dice el Apóstol que hay un solo Dios, una sola fe, un solo bautismo (Ef.
4, 5), entiendan, por lo tanto, los que piensan que por todas partes se va al puerto de salvación, que, según la sentencia
del Salvador, están ellos contra Cristo, pues no están con Cristo (Luc. 11, 23) y que los que no recolectan con Cristo,
esparcen miserablemente, por lo cual es indudable que perecerán eternamente los que no tengan fe católica y no la guardan
íntegra y sin mancha”
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, credo dogmático Atanasiano, 1439: “Todo el que quiera
salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe católica; y el que no la guardare íntegra e inviolada, sin duda perecerá
para siempre… Pero es necesario para la eterna salvación creer también fielmente en la encarnación de nuestro Señor
Jesucristo…”
Santa Hildegarda, Alemania 1179:
Atraerá a la gente dándole completa libertad
de dejar de observar todos los mandamientos divinos y eclesiásticos, perdonándole sus pecados y exigiendo que sólo crean en
su divinidad… Concederá libertad total de los mandamientos de Dios y de la Iglesia y permitirá que todos vivan según
sus pasiones... Se esforzará por hacer que la religión sea conveniente. Dirá que no es necesario ayunar ni amargarse la vida
con renunciación...
Por
esta razón el ideal Masónico era tomar el Papado usurpar el puesto del Papa Verdadero para lo que ellos llaman el CONTROL
DE LAS MASAS.
EL FALSO ECUMENISMO Profecías
de la Beata Ana Catalina Emmerich
Vi a continuación que cuando ellos introducían
el obispo de la manera que se habían propuesto, él era intruso, introducido contra la voluntad del Papa y que no poseía legítimamente
la autoridad espiritual. (AA.III.128)
Vi, por lo que creo, casi todos los obispos del mundo, pero un pequeño número
solamente perfectamente sano. (AA.III.136)
Vi todo lo que respecta al protestantismo tomar cada vez más poder, y la
religión caer en decadencia completa. (AA.III.137)
Había en Roma, incluso entre los prelados, muchas personas de sentimientos
poco católicos que trabajaban para el éxito de este asunto (la fusión de las iglesias).
Vi también en Alemania a eclesiásticos
mundanos y protestantes iluminados manifestar deseos y formar un plan para la fusión de las confesiones religiosas y para
la supresión de la autoridad papal. (AA.III.179)
¡... y este plan tenía, en Roma misma, a sus promotores entre los
prelados! (AA.III.179)
Ellos construían una gran iglesia, extraña y extravagante; todo el mundo tenía que entrar en
ella para unirse y poseer allí los mismos derechos; evangélicos, católicos, sectas de todo tipo: lo que debía ser una verdadera
comunión de los profanos donde no habría más que un pastor y un rebaño. Tenía que haber también un Papa pero que no poseyera
nada y fuera asalariado. Todo estaba preparado de antemano y muchas cosas estaban ya hechas: pero en el lugar del altar, no
había más que desolación y abominación. (AA.III.188
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