O San José, cuya protección es tan grande,
tan poderosa y eficaz ante el trono de Dios, en vuestras manos entrego todos mis intereses y mis deseos. O San José, asistidme
con vuestra poderosa intercesión. Obtened para mí, de vuestro Divino Hijo, Nuestro Señor, todas las bendiciones espirituales
que necesito. A fin de que, habiendo conseguido, aquí en la tierra, la ayuda de vuestro poder celestial, pueda ofrecer mi
gratitud y homenaje, al Padre más Amoroso. O San José, nunca me cansaré de contemplaros con el Niño Jesús dormido en vuestros
brazos. No me atrevo a acercarme mientras que el Niño reposa sobre vuestro corazón. Abrazadle fuertemente en mi nombre; y
de parte mía, besad su fina y delicada Cabecita. Luego, suplicadle que me devuelva ese beso a la hora de mi último suspiro.
San José, patrón de los moribundos, rogad por nosotros. Amén.
Rézalo por nueve mañanas consecutivas por la
gracia que usted desea.
ORACIÓN A SAN JOSÉ San José, casto esposo de la Virgen
María intercede para obtenerme el don de la pureza.
Tú que, a pesar de tus inseguridades personales supiste aceptar dócilmente
el Plan de Dios tan pronto supiste de él, ayúdame a tener esa misma actitud para responder siempre y en todo lugar, a lo que
el Señor me pida.
Varón prudente que no te apegas a las seguridades humanas sino que siempre
estuviste abierto a responder a lo inesperado obténme el auxilio del Divino Espíritu para que viva yo también en prudente
desasimiento de las seguridades terrenales.
Modelo de celo, de trabajo constante, de fidelidad silenciosa, de paternal
solicitud, obténme esas bendiciones, para que pueda crecer cada día más en ellas y así asemejarme día a día al modelo de la
plena humanidad: EL SEÑOR JESÚS.
SUPLICA A SAN JOSE
"San José, guardián de Jesús y casto esposo de María, tu empleaste toda
tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber, tu mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret con el trabajo de tus manos.
Protege bondadosamente a los que recurren confiadamente a ti. Tu conoces sus aspiraciones y sus esperanzas. Se dirigen a ti
porque saben que tu los comprendes y proteges. Tu también conociste pruebas, cansancio y trabajos. Pero, aun dentro de las
preocupaciones materiales de la vida, tu alma estaba llena de profunda paz y cantó llena de verdadera alegría por el íntimo
trato que goza con el Hijo de Dios, el cual te fue confiado a ti a la vez que a María, su tierna Madre. Amén."
Juan XXIII
ORACIÓN A SAN JOSÉ DEL PAPA LEÓN XIII
A Vos, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación;
y, después de invocar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella
caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, os tuvo unido, y por el paterno amor con que abrazasteis al Niño
Jesús, humildemente os suplicamos volváis benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con vuestro
poder y auxilio socorráis nuestras necesidades. Proteged, oh providentísimo Custodio de la Sagrada Familia, la escogida descendencia
de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y corrupción; asistidnos propicio, desde el Cielo, fortísimo libertador
nuestro en esta lucha con el poder de las tinieblas; y, como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro
de su vida, así, ahora, defended la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada
uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio, para que, a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos
santamente vivir y piadosamente morir y alcanzar en el Cielo la eterna felicidad. Amén
MEMORARE A SAN JOSE
Acordaos, oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector
mío San José, que jamás se ha oído decir que ninguno haya invocado vuestra protección e implorado vuestro auxilio sin haber
hallado consuelo. Lleno pues, de confianza en vuestro poder vengo a vuestra presencia y me encomiendo a vos con todo fervor.
Ah! No desechéis mis súplicas, oh padre virginal del Redentor, antes bien acogedlas propicio, y dignaos acceder a ellas benignamente.
Amén
|